El hormigón, el ladrillo o el cemento vuelven con fuerza en la decoración de muchos interiores. Generalmente, se dejan al natural como recurso constructivo y de acabado final. Hay muchas maneras de utilizarlos y todas tienen ventajas considerables, como el ahorro en materiales, en tiempos de ejecución…, pero también se gana en simplicidad y sostenibilidad. ¿A qué esperas para conocerlos?
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¿Qué pasaría si empiezas a ver al material de albañilería como una solución integral, en la que no hubiera líneas rojas entre la construcción y el acabado final de paredes, forjados o suelos? Para empezar, busca una manera de elevarlo de categoría.
Una posibilidad es plantear la propuesta dentro de un contexto estético estudiado. Busca combinaciones innovadoras con otros materiales más nobles, apoyándote en la plasticidad que aporta la luz natural y los volúmenes amplios.
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El ladrillo, el cemento, los tablones, el hormigón armado, el hierro, las bovedillas, las vigas pretensadas, la piedra, esos materiales con los que se levantan muros, forjados y soleras pueden tener, con un planteamiento libre de ataduras preconcebidas, otros usos, como elemento constructivo y como acabado final a la vez.
La primera ventaja es el ahorro de dinero, ya que se eliminan revestimientos. En segundo lugar, simplificas y afinas las actuaciones, como cuando se deja vista la piel original de un viejo muro. En tercer lugar, es una solución más sostenible porque aprovechas un mismo material para varias partidas de obra, sin demoras, y generas menos desperdicios.
Cómo combinar materiales tradicionales y contemporáneos
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¿Qué puedo hacer con el ladrillo macizo? Se clasifican según su obtención, cocción y aplicación. Por ejemplo, si lo quieres dejar visto, se pueden emplear ladrillos caravista, que a su vez pueden ser perforados o macizos. El primero tiene mayores ventajas a nivel de adherencia del mortero, lo que permite también reducir el ancho en las juntas del aparejo. Estos ladrillos también pueden ser artesanales y de fabricación manual, por lo que sus caras serán rugosas y menos planas, ideales por ejemplo, para un look industrial o rústico.
Del lado opuesto están los que se fabrican a partir de procesos mecanizados y cocción a alta temperatura, para dar un producto regular y de mayor resistencia, como es el caso del ladrillo clinker o gresificado, que también puede ser rojo, marrón o blanco, según el tipo de arcilla y temperatura de cocción empleada en los hornos. Son perfectos asimismo, para fachadas y pavimentos, ya que son menos porosos.
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Ladrillo por fuera y ladrillo por dentro. Con esta solución aprovechas al máximo las posibilidades del ladrillo macizo. De modo que, para tener por dentro el mismo efecto que en la fachada, puedes crear una doble hoja separada por una cámara aislada térmicamente. Luego, puedes dejarlo visto, con junta rehundida o enrasada. El resultado es muro, revestimiento y decoración, todo en una sola intervención.
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Más ideas con ladrillo macizo. En esta casa, el ladrillo macizo perforado, se empleó en muros de carga de doble hoja. Esta técnica simplifica la tecnología, reduce medios auxiliares y acelera los trabajos de ejecución. La novedad es que la hoja exterior se empleó con el ladrillo puesto en vertical, para que las perforaciones tuvieran, además de un componente formal, una utilidad agregada como fachada ventilada. En este sentido, las posibilidades de emplear la cara oculta del ladrillo perforado para crear efectos visuales a través del juego de la luz y las transparencias es una idea que puede extenderse a otros usos, como el de celosía en la protección de grandes ventanales o como tabique divisorio, para que no se corte el flujo de luz en el interior.
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Bloques y ladrillos huecos, ¿se pueden dejar vistos? Todo es posible si se justifica formal y estéticamente su empleo. La cara vista de estos bloques y ladrillos cerámicos formados por uno o varios huecos en el sentido horizontal, requieren de una colocación excelente para que en la superficie no se vean pegotes de mortero y para que esté bien nivelado.
Sin embargo, si se emplea bloque de Termoarcilla, su particular forma de colocación, con el mortero aplicado solo en el centro horizontal del mismo, permite un montaje esmerado, que te anima a sacar partido plástico del material y de su textura estriada. Los puedes acabar con cal o pintura plástica, de esta forma rebajas visualmente la propuesta y no oscureces el interior.
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El hormigón visto, también en el interior. Si se cuida la etapa de elaboración, encofrado y desencofrado obtendrás una superficie que no necesita ningún tipo de acabado posterior. En combinación con materiales cálidos como la madera, por ejemplo, lo haces menos rudo.
Necesita de ambientes preferiblemente amplios, diáfanos y con buena luz natural, de lo contrario puede resultar un tanto pesado. Puedes dejar al desnudo, vigas, pilares, columnas, losas, escaleras, muros, barandillas, chimeneas, etc. En la elección de las piezas de encofrado, se pueden conseguir superficies completamente lisas o con texturas, por ejemplo con efecto de madera cepillada. Para un acabado más luminoso puedes emplear hormigón blanco.
Materiales en bruto: Cómo aplicarlos para aportar calidez a un interior
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Bloques de hormigón. Esta casa se construyó con bloque de hormigón negro de acabado visto. Se trata de una alternativa a la construcción con ladrillos, más económica que, en este caso, da solución a una estructura de muro de carga doble con aislamiento en cámara, lo que permite dejar el bloque visto en el interior y en la fachada.
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Otras posibilidades del hormigón. El techo de este ejemplo forma parte de un forjado de chapa colaborante, en el que el hormigón se vierte sobre una chapa grecada que le sirve de encofrado. Cuando el hormigón fragua, colabora con el mismo, absorbiendo los esfuerzos de tracción. Se puede dejar al natural o acabado con esmalte.
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Forjados a la vista. En una obra de rehabilitación, te puedes encontrar con superficies muy decorativas de ladrillo y madera o acero y revoltón. Si la casa es nueva juega con la posibilidad de construirla con bovedillas cerámicas de cara lisa, plana o curva, de modo que tengan un acabado menos tosco, que puedes terminar fácilmente con pintura.
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Cubiertas bajo teja. Puedes aprovechar las ventajas de los tableros cerámicos, para construir cubiertas secas, ya que se colocan con un sistema de machihembrado. Hacia el interior ofrecen un color ladrillo que genera ambientes naturales, sanos y cálidos.
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La chapa de acero como material de unión. La chapa de acero es un material que te ayudará a crear lazos entre los materiales de albañilería y otras piezas del mobiliario. La posibilidad de dejarla también en estado puro u oxidada, la pone en el mismo nivel expresivo y realista que estamos buscando con estas ideas.
La chapa perforada, por ejemplo, la puedes emplear como celosía, tanto en paneles verticales como en pérgolas. Con la chapa de acero o con una galvanizada puedes construir puertas, revestir una campana extractora, crear frentes de muebles o revestir salpicaderos y encimeras.
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